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Declaración Final del III Foro Internacional de Santo Domingo

Por: Servicios de Prensa Ultimo Diariosábado 31 de enero de 2015
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República Dominicana, 28, 29 y 30 de Enero de 2015

Los participantes del III Foro Internacional de Santo Domingo hemos constatado que existe un cambio en el estado de ánimo de América Latina. A diferencia del segundo encuentro celebrado aquí en mayo de 2011, cuando un optimismo casi eufórico recorría la región y muchos pensaban que esta podría ser la década latinoamericana, hoy observamos un optimismo más atemperado, que incluso exhibe importantes grados de cautela e incertidumbre.

Aunque somos una región con pasado y cultura compartida, a la hora de hacer un análisis es muy importante tener en cuenta los grados de heterogeneidad que existen entre distintas regiones de nuestro hemisferio y también entre los países. Por eso, en este III Foro hubo consenso que no existe un diagnóstico ni recetas únicas que se puedan aplicar a todos por igual.

Durante estos tres días, el eje de nuestros diálogos giró en torno a dos objetivos:

• Diagnosticar la situación actual de la región en los ámbitos económico, social y político, prestando especial atención a los temas de la calidad de la democracia, la integridad de las elecciones, la inseguridad ciudadana, así como la necesidad de que la región cuente con una visión estratégica de mediano y largo plazo.

• Debatir e identificar la agenda prioritaria en materia de reformas que la región necesita para recuperar sus tasas de crecimiento, mejorar su productividad y competitividad, hacer sostenibles los avances sociales logrados en los últimos años, y abordar de manera efectiva los grandes problemas y desafíos de la región.

Entonces, ¿qué hemos constatado y qué recomendaciones podemos hacer en relación a estos temas?

1. Crecimiento Económico

Constatación
América Latina y El Caribe están viviendo un momento de transición: el fin de su “década de oro” (2003-2013), que ha sido un ciclo de prosperidad marcado por un robusto crecimiento económico y enormes avances sociales, y el nacimiento de un nuevo período que estará marcado por un crecimiento más débil y la caída en los precios de las materias primas. Aunque en grados distintos, la mayoría de los países tendrá que transitar desde un modelo basado en altos precios de las materias primas y bajos costos de financiación, a uno exactamente inverso. Para otros países, en cambio, la reconfiguración de la economía global trae buenas noticias. La sostenida recuperación económica de Estados Unidos promete dar alivio a las economías de Centroamérica, el Caribe y México, que han sido y son socios históricos del vecino del Norte. Otro factor que nos permite ser optimistas es que por primera vez desde la Cumbre del G-20 en Seúl, Corea, la Unión Europea y Estados Unidos están aplicando una respuesta similar frente a los efectos de la crisis económica global.

Recomendaciones
Para recuperar y sostener el crecimiento futuro de la región, avanzar en la reducción de la pobreza y seguir disminuyendo la desigualdad, se tienen que enfrentar reformas y cambios, al menos en los siguientes ámbitos:

• Elevar la productividad, que ha sido un constante freno al crecimiento de la región. Desde los años 90, América Latina sólo ha aumentado su productividad en 1,6%, mientras que países como Corea del Sur la han casi triplicado.
• Incrementar las tasas de inversión, en especial mejorar la cobertura y la calidad de la educación y ampliar y modernizar la infraestructura.
• Crear empleos de calidad y reducir el sector informal de trabajo al que hoy pertenece 47% de la fuerza laboral de la región.
• Aumentar el gasto en Innovación & Desarrollo que hoy representa 0,8% del PIB regional, todavía muy lejos del casi 3% de Estados Unidos o del 3,4% de Corea del Sur.
• Diversificar la estructura productiva y potenciar políticas de desarrollo basadas en la exportación de alimentos, minerales y energía.

2. Desarrollo Social

Constatación
Los logros de las políticas sociales de la región durante la última década son innegables. Entre 2002 y 2014, los niveles de pobreza disminuyeron de 44% a 28%. América Latina ha sido la única región del mundo donde los niveles de desigualdad han caído, aunque continúa siendo la región con peor distribución del ingreso. Sin embargo, entre 2013 y 2014, la extrema pobreza subió levemente, lo que puede ser una señal de alarma en el contexto de este nuevo ciclo de mayor incertidumbre económica.

Recomendaciones

Hemos concluido que, independientemente de los niveles de crecimiento económico, la voluntad política de continuar reduciendo la pobreza y la inequidad debe ser una de las principales prioridades en los próximos años. Empero, para sostener un gasto social que permita afianzar los avances sociales se requiere necesariamente tener presente:
• La importancia de recuperar, lo antes posible, los niveles de crecimiento económico de años anteriores.
• Aumentar la capacidad fiscal que hoy bordea en promedio el 20% del PIB, nivel que está aún muy lejos de los países de la OCDE, mediante la suscripción de pactos fiscales.
• Hacer que el gasto social del Estado sea más eficiente, mejorando la calidad de los servicios públicos.

3. Democracia de Calidad 
Constatación
América Latina y el Caribe han registrado avances significativos en lo que se refiere a la democracia electoral; el acceso al poder por la vía de las elecciones se ha consolidado como la regla general en la región y la alternancia se produce de forma pacífica y sistemática.

Actualmente el debate no es entre democracia y autoritarismo, sino que es acerca de cómo mejorar la calidad de la democracia, cómo lograr el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, cómo mejorar el Estado de Derecho y darle plena vigencia al artículo 3 de la Carta Democrática Interamericana en lo que respecta a la legitimidad de origen y la legitimidad de ejercicio.

La ciudadanía de América Latina valora la democracia, pero desdeña la política y los partidos.

Recomendaciones
Frente a estos desafíos la región requiere realizar reformas en los siguientes aspectos:
• Adoptar medidas que refuercen a los partidos.
• Regular el financiamiento de los partidos políticos para garantizar condiciones de autonomía, transparencia y equidad en la contienda electoral. Blindar así mismo a la política de la penetración del dinero de los grandes grupos económicos y del crimen organizado.
• Mejorar la institucionalidad democrática, garantizar la división de poderes y fortalecer el Estado de Derecho para vigorizar la gobernabilidad, la legitimidad de ejercicio y garantizar los principios de libertad e igualdad ciudadana.
• Fortalecer la ciudadanía y los mecanismos de participación ciudadana.
• Garantizar la integridad electoral para mejorar los niveles de legitimidad de origen.

4. Seguridad Ciudadana

Constatación
La década de crecimiento no fue suficiente para reducir los elevados niveles de criminalidad. América Latina sigue siendo la región, no en guerra, más violenta del mundo. Ciertamente existen diferencias dentro de la región, pero ningún país es ajeno a esta realidad. Esto se refleja en la percepción de la ciudadanía, para la cual la mayor preocupación es la delincuencia y la inseguridad.

Debemos reconocer que este es un problema multidimensional. Nuestra cadena de justicia tiene deficiencias en todos los niveles que van desde la formación en derechos fundamentales de la policía, a la celeridad de los procesos judiciales y a las condiciones de los sistemas penitenciarios.

Recomendaciones
Un aspecto fundamental para mejorar la seguridad de los latinoamericanos es potenciar las capacidades de los Estados en la procuración de justicia. Esto significa acelerar las reformas a los sistemas judiciales y consolidar reformas procesales penales que apunten a juicios orales e implanten el sistema de fiscalías independientes. La reducción del número de presos preventivos debe ser una tarea prioritaria de nuestros países. También significa encarar una reforma a los cuerpos policiales, creando una policía más cercana a la comunidad y con mayores capacidades de investigación. No se trata de tener más policías, sino una mejor policía. Por último, es urgente reformar los sistemas penitenciarios de nuestra región, convertirlos en centros de rehabilitación y eliminar la sobrepoblación carcelaria.

Los Estados de América Latina tienen una labor, tanto a lo interno como a lo externo.

A lo interno, los gobiernos locales deben luchar por la recuperación de los espacios públicos. Deben diseñarse e implementarse políticas públicas orientadas a la prevención del crimen, y no únicamente a su castigo. La sociedad civil debe ser concientizada sobre su derecho a una vida tranquila y libre de violencia, alejando la percepción de que la inseguridad es el estado normal de las cosas. La capacitación de los miembros de los cuerpos policiales, judiciales y penitenciarios deben garantizar procesos justos, transparentes y apegados al Estado de Derecho.

A nivel externo, reconocemos que el narcotráfico y el crimen organizado son de naturaleza transnacional y no reconocen las fronteras tradicionales. Por lo tanto, hoy más que nunca, las respuestas propuestas a estos males deben ser consensuadas a nivel regional. En la medida en que se incremente el diálogo habrá mayor cabida para la cooperación encabezada por aquellos que han tenido historias de éxito en la disminución del impacto de la criminalidad.

Conclusiones

América Latina está viviendo un momento de transición. Como todo proceso de cambio, viene acompañado de riesgos y retos pero también de oportunidades, algunos de ellos que son heredados del modelo anterior y otros que surgen con la nueva época que está por llegar. Los riesgos propios del cambio de época que vivimos no pueden convertirse en un freno para las transformaciones que necesitamos.
Por el contrario, el tiempo es propicio para que América Latina se aboque a realizar las reformas necesarias para mantener un crecimiento sostenible e inclusivo. En concreto, hay que modernizar la matriz productiva para insertarnos con éxito en la cadena global de valores. Ello requiere estrategias nacionales de competitividad, potenciar la innovación y la tecnología y mejorar de manera radical la calidad de la educación.

Resumiendo, el liderazgo político de la región deberá procurar la recuperación del crecimiento económico, la reducción de la brecha de la desigualdad, la consolidación y el crecimiento de las conquistas sociales, el mantenimiento de la estabilidad política y el fortalecimiento institucional.

Hoy más que nunca, el destino de América Latina está en nuestras manos. La invitación queda abierta para tomar las medidas necesarias que nos permitan empoderarnos y tomar las riendas de un modelo que esté acorde a la realidad que vivimos y facilite la persecución de nuestros designios.

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