José Rafael Sosa
SERVICIO ESPECIAL
Tras ver Los Reyes, la verdadera historia del
Buster y el Camaleón, la impresión queda
la sensación de un sensacionalismo
y un morbo, junto a su intencionado mensaje de denuncia
de la hipocresía social, dando cuenta de todo el mundo tiene un precio, desde l
óptica de su personaje central, bien caracterizado por Jorge Alberti, pero en el marco de una cinta que presenta
notables fallos en los valores de la producción.
Es una película
de denuncia social, pero su estructuración la abandona en los ramales
del panfleto y la caricatura. Y su truculencia, que enmascara con excesivas e
innecesarias escenas eróticas, es efectista y provocará que mucha gente quiera
verla. Pero pudo haber sido mejor cine.
En cine, todo el arte o todo el fallo de su
gerencia, se reduce a tener un buen guión y al modo acertado de
concretarlo en pantalla. Lo otro sobra.
Lo que se verá en pantalla satisfará morbo y narco-chismografía, pero ahí
estarán los saltos e incongruencias del
guión, las terribles actuaciones secundarias, la iluminación deficiente, una
fotografía que debió ser mejor, los
problemas de anacronismo (como los 10 años que pasan sin que se perciban en el
agente federal investigador, o como el muerto de un tiro en el pecho sigue
agonizando después de muerto, o manejo dado a la escena en que detienen al
español "Del tiempo", solo para desnudarlo y verlo correr, todo de absoluto mal gusto) y las fílmicamente innecesarias escenas de sexo
y las soluciones visualmente simplistas
a planteamientos que requerían de un trato mucho más cuidadoso y
detallado.
En justicia hay que decir a su favor que, en tanto
su carácter independiente , Los Reyes no contaron con patrocinios dado el hecho de que la gran
empresa no se inclinaría por involucrar su nombre en una producción con este
tema y tampoco con los beneficios de la Ley Nacional de Cine. Esta cinta se hizo
por el valor y la voluntad de sus productores, incluso hipotecando
propiedades en Puerto Rico. Pero esos aspectos no son considerables al ver lo
que hay en pantalla. Cine es cine y el resto, crónica de lo innecesario.
Las actuaciones
Poco se salva de todo aquello. Hay algunos papeles
convincentes como los de Xiomara Rodríguez, lo mejor del filme, y Yamile
Sheker, en roles breves que recuerdan la formación actoral de ambas mujeres.
El protagonista, el joven actor boricua Jorge Alberti, quien transmite la auto
seguridad del personaje como un anti-valor social, la denuncia social de
complicidades en las esferas del poder público, que involucra desde senadores,
hasta funcionarios públicos palaciegos
y oficiales militares
comprometidos con el dinero del narco.
En el caso de Georgina Duluc resalta su confianza
en si misma, su auto- determinación en avanzar hacia sus metas sin hacer
propias todas las críticas , aun cuando histriónicamente requiera de mayor
entrenamiento. Pero la actuación requiere más entrega al estudio . Pero la
hermosa y autoafirmada mujer necesita asesoría en cuanto a los papeles que le
ofrezcan y trascender el rol de aditivo erótico que en su carrera registró el
desastre de Éxito por Intercambio. El camino para ella es la formación en la
actuación pera ser incidente en el público y creíble para la crítica.