RTVE.ES - ALCALÁ DE HENARES
La escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska se ha definido este miércoles como una "reportera" que "busca ir más allá de la propia vida, estar en las otras vidas", recordando a María Zambrano, en un emotivo y sentido discurso tras recoger el Premio Cervantes, en el que también ha dicho considerarse "una Sancho Panza femenina" que no habla de molinos sino de "andariegos comunes y corrientes".
En su discurso (.pdf), de una media hora de duración, Poniatowska también se ha acordado de Gabriel García Márquez, fallecido la semana pasada: "García Márquez, con Cien años de soledad le dio alas a América Latina, y es ese gran vuelo el que hoy nos envuelve, nos levanta y hace que nos crezcan flores en la cabeza".
Ataviada con un vestido "rojo chillón y amarillo", realizado por las mujeres de Juchitán, del estado de Oaxaca (México) y con unos pendientes de pescaditos y collares y colgantes a modo de amuleto, la escritora ha centrado sus palabras sobre todo en América Latina y en la gente de a pie, como ya adelantó que haría.
Poniatowska, conocida como la "Princesa Roja" por descender del último rey de Polonia, ha recibido el galardón de manos de otro monarca, el rey Juan Carlos, en la tradicional ceremonia que acoge el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), ciudad natal de Miguel de Cervantes y coincidencia con el aniversario de su muerte y el Día Internacional del Libro. El rey ha vuelto a entregar el premio tras dos años de ausencia por motivos de salud, acompañado por la reina Sofía y por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert.
Una "Sancho Panza femenina" enamorada de Buñuel
La escritora mexicana ha recordado en su discurso a las tres mujeres que han recibido el premio antes que ella y a los escritores mexicanos galardonados, pero también a los perdedores de América Latina y a esos millones de pobres cuyo silencio "es también un silencio de siglos de olvido y de marginación".
Poniatowska ha dicho considerarse "una Sancho Panza femenina", una escritora que "no puede hablar de molinos, porque ya no los hay, y en cambio lo hace de los andariegos comunes y corrientes que cargan su bolsa del mandado, su pico o su pala, duermen a la buena ventura y confían en una cronista impulsiva que retiene lo que le cuentan".
La mexicana ha confesado también su "amor platónico" por Luis Buñuel, del que se hizo amiga en México y con el iba a ver a Álvaro Mutis.
Por su parte, el rey ha reconocido, en su discurso, el compromiso de Poniatowska por "dar la voz a los desfavorecidos", mientras que el ministro Wert la ha aplaudido por "rescatar la voz del pueblo".
Cuarta mujer que recibe el Premio
Poniatowska es la cuarta mujer que recibe el Cervantes desde su creación en 1976, tras las españolas María Zambrano, Ana María Matute y la cubana Dulce María Loynaz, aunque, como ella ha recordado estos días, es la primera que ha subido al atril a pronunciar su discurso de aceptación -Zambrano no asistió a la ceremonia, Loynaz delegó la lectura del discurso en otra persona y Ana María Matute lo pronunció desde una silla de ruedas-.
En la ceremonia, la galardonada ha estado acompañada por quince familiares y amigos, entre ellos sus siete nietos, a dos de los cuales llevaba de la mano a su llegada a la Universidad, y sus hijos Felipe, Paula y Enmanuelle.
El Cervantes, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, está considerado el Nobel de las letras en español y está dotado con 125.000 euros, que la escritora dedicará a una fundación para promover la cultura en México, a la que ha donado ya los 14.000 volúmenes de su biblioteca.